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martes, 29 de marzo de 2016
lunes, 28 de marzo de 2016
Morir en verano.
El verano está
llegando,
lo intuyo,
lo huelo de lejos.
Ausculto estaciones,
brisa, sol, matices y
olores.
Y lo siento tan
cerca,
tan cerca y tan lejos
está
que el recuerdo de aquel
verano muerto
que tanto te odié
cae por mi rostro
acuoso entre salitre
de mar.
Reviven las mariposas
muertas
que un agosto en mi
estómago
dejaron de existir
y ahora, vigorosas,
dan vida a mi
burbuja.
¿Y qué quedó de aquel
verano?
Los árboles del
parque
que portan grabada,
con sinceridad,
el efecto imantado de
dos corazones
que tres mil días se
amaron
y en noventa y siete segundos
se rompieron.
miércoles, 23 de marzo de 2016
Mundo exterior (Final)
— Así, escondido del mundo exterior mola más. Bah, chorradas!!! —,
soltó Fredo con un tono burlón hacia Curt que lloriqueaba sobre los folios
escritos en su escritorio.
La luz de la vela era tenue y en las paredes diferentes estantes
soportaban el peso de decenas de libros.
—Ahora sí que la has hecho buena tío, se supone que tenías experiencia
en esto de las plantas alucinógenas, los chamanes y todo ese rollo, pero se te
ha ido la olla. Joder, esta mierda que has escrito es sólo paja, como la de
ayer, como la de antes de ayer…—. Recriminaba
Fredo lanzando al suelo diferentes folios escritos.
Curt había sido siempre un plasta, más que plasta, un pedante muy
cabrón. Para todo tenía una verdad, la verdad absoluta aunque para demostrarlo
tuviera que hacer uso de su fuerza pero esta vez había sobrepasado lo
inimaginable y parecía un osito de peluche; manso y mimoso.
—Búscate la forma de que el texto tenga sentido, Curt. Lo necesito para
mañana y no me vengas con gilipolleces de grifos que se cambian de sitio y que
muerden. Los Insectos Comunes esperan y si no lo tengo listo para mañana, me
mandarán un sicario a casa—. Insistió Fredo.
Curt estaba narcotizado y la presión que ejercían las palabras de Fredo
era insoportable.
Fredo se despidió no sin antes hacer incapié nuevamente en el relato;
—Para mañana lo necesito. Ah, y acuérdate de poner mi firma. Hasta
mañana, julay!!— No cabía mayor humillación para Curt.
A la mañana siguiente Curt ya había escrito otro relato, exactamente el
mismo que había estado escribiendo durante días, éste empezaba así;
“Los grifos de mi casa hacen lo que les viene en gana. Esta vez se han
vuelto a mezclar; los del baño están ahora donde estaban los de la cocina, los
de ésta con los del patio y éstos con los de la huerta. Los de la huerta han
pedido asilo político…”
Y minutos más tarde la cabeza de Curt estaba esparcida sobre la pared y
techo de su garaje. En el bolsillo de su chaqueta, los Federales encontraron
una nota en la que entre manchas de sangre rezaba lo siguiente;
“Así, escondido del mundo
exterior mola más. La verdad absoluta.”
Nadie o casi nadie saben con certeza qué circunstancias se dieron para
que Curt hiciese eso. Ahora es un recuerdo y Fredo mágicamente dejó de escribir
aquellos textos tan sicodélicos y buenos que a todos nos molaban.
Ahora Fredo observaba detenidamente los grifos de su casa, ahora
conocía la verdad absoluta de la que tanto hablaba Curt y sentado en la mecedora, cargaba dos
cartuchos al viejo colt que había heredado de su abuelo Jim, el loco de Jim
tenía la manía de cambiar los grifos de lugar. Acabó sus días en soledad, en el
manicomio de Florida tratando de encontrar grifos para cambiarlos de sitio.
Fredo lo recuerda ahora más que nunca, por eso él también sabía la verdad absoluta.
Un disparo en casa de Fredo se mezcló con el estruendo de los fuegos
artificiales la noche en la que inauguraban un nuevo día de acción de gracias y
los Federales encontraron una nota muy extraña en uno de sus bolsillos.
martes, 15 de marzo de 2016
Amanecer normando y dos vegetales más.
Amanecer normando (Por Laratagris)
Segunda parte:
Dos
vegetales más. (Por Manu LF)
El Doctor se echó las manos a la cabeza y comunicó a sus
alumnos el fracaso del experimento. Se le notaba cansado, sobretodo
decepcionado y éstos procedieron a ordenar aquel desorden. Habían sido dos
meses de constante estudio, vigías, noches con olor a cafés y hoy terminaba
todo. Hrolf y Billy fueron conducidos a sus correspondientes celdas a la espera
de que un minucioso examen médico confirmara un perfecto estado de salud para
ambos.
Las plantas de pepinos que habían sufrido las
consecuencias materiales del experimento fueron atendidas por biólogos y éstos
auguraron que en unas semanas estarían en perfectas condiciones. Y no se
equivocaron, al cabo de unas dos semanas las plantas recobraron un estado
óptimo y pasado un mes, la producción de pepinos fue tan elevada que tuvieron
que regalarlos entre los internos.
El penal de San Roke se encuentra en un pequeño islote
cuarenta millas al sur de las Azores, allí el Doctor Roberto Mengele ensaya sobre
la población reclusa. Todos los reclusos son voluntarios. Era algo goloso y
atractivo entre los presos. Sólo se les exigía no tener delitos sexuales, que
no fueran seropositivos, ni padecer o
haber padecido Hepatitis C. A cambio, se rebajarían las condenas y tendrían un
patrimonio de seiscientos euros por mes en San Roke.
Hrolf y Billy ocupaban celdas en prisiones diferentes.
Hrolf había sido arrestado por robar cobre de una obra y cumplía tres años de
condena en Ocaña. Billy era un parado que atracó con un cuchillo de plástico una tienda de
instrumentos musicales para regalar un acordeón en el cumpleaños de su hijo.
Tuvo tan mala suerte que viéndose traicionado por los nervios, emprendió una
fugaz huida y en ésta empujó a un asustadizo cliente que cayó al suelo dándose
con el escalón de la entrada en la cabeza, murió prácticamente en el acto y
ahora Billy cumplía doce años de condena en Sevilla II.
Hrolf y Billy, como otros tantos reclusos, decidieron
someterse al experimento del Doctor Roberto Mengele, ambos se conocieron en San
Roke e hicieron buena amistad.
La base del experimento residía fundamentalmente en el
estudio y la naturaleza de la genética aplicada a un acelerador de partículas,
definir el espacio-tiempo en humanos, es decir, si cambia el espacio, cambia el
tiempo y viceversa. Sería quedarse a un paso de la eterna juventud. Pero eso
para Hrolf y Billy era lo de menos, ambos, al igual que el resto de reclusos
voluntarios; ambicionaban una
precipitada libertad sin importar el precio a pagar por ello.
Por la mañana, todos los internos —a excepción de los
que en ese momento
estén siendo sometidos a estudio o experimento—, se reúnen en el gran
comedor, allí se desayuna café con leche y tostadas con mantequilla, mermelada
o aceite. Otros días toca huevos fritos con beicon.
Hrolf y Billy están confusos y son incapaces de
articular palabra. Esa misma mañana son reconocidos
por los doctores;
—Lamento decirlo— expuso el Doctor Mengele, — ambos
reclusos sufren una demencia precoz e irreversible. Devuélvanselos a sus
familias, Instituciones Penitenciarias no puede hacerse cargo de dos vegetales
más.
Y esbozando una traicionera sonrisa caminó hacia el
comedor, allí elegiría a las siguientes cobayas humanas. Había tantas!!!!
martes, 8 de marzo de 2016
Mundo exterior.
Los grifos de mi casa hacen lo que les viene en gana. Esta vez se han
vuelto a mezclar; los del baño están ahora donde estaban los de la cocina, los
de ésta con los del patio y éstos con los de la huerta. Los de la huerta han
pedido asilo político en la Republica Popular y Democrática de Corea del Norte.
Ahora todo está hecho una pena y los domadores de grifos están tratando de
imponer la dictadura del proletariado por las calles de Balde han renunciado al
orden y ahora reina el caos, el desgobierno.
Abro el grifo del patio y sale agua azul cuando debería de ser verde,
en la cocina pasa lo mismo, abro el grifo sale roja, debería de ser naranja.
Menudo lío, no me queda otra que ser yo mismo quien dirija hoy este barco.
Empuño un lapicero y en la otra mano una vieja libreta con apenas una
veintena de hojas, el resto las he ido arrancando tras llenarlas de huesos de
aceitunas, borrones y tachaduras. Esto clama al cielo y a la luz de la vela
parece que esté escribiendo en el siglo XVI.
Arropado por las fiebres escribo para olvidar el dolor producido por
las mordeduras de los grifos aún así les he ganado la batalla, debería haberme
llamado Sr. Valenches. Escribo más rápido y más y más. Ahora sí, todo en orden.
Cada grifo en su zona.
Quemado el último cartucho, observo con atención la jugada pero me siento
un egoísta imponiendo mi orden a los grifos. Algo hice mal, no puedo fondear
más abajo, lo reconozco. Rectifico y doy amnistía, libertad a los grifos, las
puertas, los muebles y las sillas.
Así, escondido del mundo exterior mola más.
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Querid@s lector@s. Si habéis entendido algo, voy mal, muy mal. Se trata de otro reto más que nos hemos puesto los Insectos Comunes. La segunda parte consiste en que otro miembro de los Insectos va a continuar el relato, dotándo a éste de sentido. Os dejo con lo que han hecho otros Insectos en el reto:
Mundo Exterior. 2a parte.. Relatos Magar
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