Me gusta ese tenaz mundo de tu imaginación; de nubes y
dragones, lagos bajo manto rojo e inmaculadas cumbres sin reyes ni princesas.
Tu lobo estepario brilla con lumbre clandestina. Y mientras
un felino atrincherado se siente vigilado, tú preparas cajas de sueños
rebeldes y utopías de colores para los olvidados.
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